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viernes, 7 de octubre de 2011

Techo de cristal


BY CRISTINA C P
Me parece muy interesante y de total actualidad el tema del llamado “techo de cristal” ya que las Tendencias Mundiales del Empleo de la OIT indican que las mujeres continúan teniendo menor participación en el mercado de trabajo, mayores tasas de desempleo y sigue, hoy en día, existiendo grandes diferencias en su sueldo en comparación con los hombres. Por tanto se deben tomar medidas para ir acabando cuanto antes con estas diferencias. Para ello se han empezado a proponer estrategias, por ejemplo, para facilitar el avance de las mujeres en los puestos ejecutivos y de dirección y así cambiar la cultura que existe dentro de una empresa o una organización donde estos cargos son ocupados mayoritariamente por hombres. Se ha propuesto establecer programas para sensibilizar en todos los niveles jerárquicos y acabar con los mitos acerca de las aptitudes de las mujeres y su dedicación al trabajo y así lograr una mejor comprensión de las cuestiones relativas al género y a la familia por parte de los directivos, y para apoyar la valiosa contribución que las mujeres pueden proporcionar a la imagen de la empresa y a su productividad. Para que las mujeres puedan competir en igualdad con los hombres, las mujeres tienen que poder acceder a la formación necesaria para poder desarrollar los puestos ejecutivos. Además se debe asegurar que las mujeres no se vean perjudicadas económicamente por la maternidad.
Una de las principales características de los trabajos de altos cargos son las horas de trabajo tan prolongadas que se requieren para desempeñarlo correctamente. En ocasiones es difícil, tanto para los hombres como para las mujeres, conciliar las largas horas de trabajo con el tiempo necesario para atender a la familia. Por lo tanto, los horarios flexibles de trabajo, permiso de paternidad para los hombres y las mujeres, servicios para el cuidado de niños, etc. deberían formar parte de las medidas destinadas a apoyar a las mujeres en el trabajo.
Por otra parte las mujeres trabajan en una variedad de servicios profesionales en todo el mundo. Se las encuentra predominantemente en las profesiones tradicionalmente femeninas como la enfermería, la docencia y la administración, aunque también ellas se han infiltrado en muchos de los campos dominados por los hombres, particularmente en el sector de tecnologías de la información y las comunicaciones y sistemas judiciales en todo el mundo. Los datos estadísticos muestran que, durante los últimos tres a cinco años, no se han registrado mayores cambios en el porcentaje que ellas representan y que las mujeres continúan ocupando aproximadamente la mitad o más de los trabajos profesionales en numerosos países. No obstante, continúan existiendo considerables variaciones respecto a la proporción de mujeres de acuerdo a las distintas profesiones.
Tradicionalmente, la ingeniería, las ciencias físico-químicas, la justicia, el derecho y la administración de los servicios de salud son considerados como empleos “masculinos” y el trabajo de bibliotecarias, enfermeras y docentes son considerados como empleos “femeninos”. Incluso en los empleos donde predominan las mujeres es más probable que los hombres ocupen los puestos más altos y mejor remunerados (ver gráfica adjunta). Por ejemplo, en el sector de la salud, los hombres son mayoritarios como médicos y administradores. Los nuevos campos donde las mujeres se abren camino en empleos no convencionales en algunas partes del mundo incluyen las tecnologías de la información y las comunicaciones y el ámbito jurídico.


                                   
A pesar del lento pero constante aumento del porcentaje de mujeres profesionales en la empresa, las mujeres tienen muy difícil progresar en empresas en las que ellas trabajan. En el momento de la contratación, generalmente se les asigna a las mujeres capacitadas trabajos de menor valor en términos de calificaciones requeridas y de remuneración. Así, se convierten efectivamente en personal de apoyo para sus colegas masculinos estratégicamente mejor posicionados.
También es importante destacar que muchos hombres y mujeres “lo quieren todo”: una carrera profesional exitosa y una vida familiar feliz. Sin embargo, es difícil encontrar un equilibrio entre el trabajo remunerado y la vida familiar, especialmente para las mujeres. Las mujeres todavía realizan una gran parte de las tareas del hogar además de criar a los niños. Por lo tanto, a menudo tienen que elegir entre el trabajo remunerado y la familia, o tienen que dar prioridad a una por encima de la otra en algún momento durante su vida. Los hombres parecen ser capaces de “tenerlo todo” más fácilmente, pero generalmente su participación en las tareas del hogar está lejos de ser igual a la de sus parejas.
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